Vista genérica del pueblo

Vista genérica del pueblo

Revilla Vallejera pertenece a ese conjunto de pueblos que a lo largo de su historia ha ido alterando bruscamente el número de sus habitantes, tanto es así que en el siglo XVIII, se podían contar alrededor de 500, para aumentar hacia 1860 a los 813, bajando en los años 80 a los 200. Pero lo mas grave lo encontramos en este nuestro siglo XXI, en el que las casas cerradas o abandonadas y el envejecimiento de la población hace que en estos momentos sea verdaderamente exigua.
En su historia justo es hacer honor a tres de sus hijos mas ilustres:

Bartolomé Torres, teólogo y especialista indiscutible en el misterio de la santísima Trinidad, cuyos estudios fueron publicados por la Universidad de Alcalá de Henares.

Antonio Alonso Cortes, nacido en el otoño de 1838, catedrático y doctor de medicina por la universidad de Valladolid y además perteneciente a la saga de los Alonso Cortes cuyos escritos y estudios contribuyeron grandemente a la poesía popular y literatura castellana.

El Padre Revilla, confesor de Franco en su época de África cuya figura misteriosamente desaparecida es hoy día objeto de investigación.

La economía de Revilla se basa eminentemente en la agricultura y ganadería. Sus tierras mas fértiles se encuentran en el valle, en especial las que se encuentran junto a arroyos o humedales, aunque también cuenta con zonas de páramo en el monte. Se siembran cereales, legumbres y leguminosas. Entre los primeros el trigo catalán y el valenciano, la cebada ladilla, polaina y caballar y la avena, aunque antiguamente también se cultivó el centeno. Entre las legumbres se encuentran las lentejas lo titos y los garbanzos y entre las leguminosas, los yeros, arbejas y alombas.
En cuanto al clima posee todas las características de la meseta, con meses de noviembre, diciembre y enero lluviosos y fríos; antiguamente las nevadas llegaban casi hasta la mitad de las puertas. Un dicho popular decía: por los santos nieve en los altos, por San Andrés, nieve en los pies y por Santa Catalina, nieve en la cocina. Son esenciales también, para su agricultura, las lluvias de abril, mayo y primeros de junio. Los calores de junio y julio dan paso al gran momento de la cosecha, la cual antiguamente se prolongaba hasta septiembre.

En cuanto  la vegetación de Revilla Vallejera, es de destacar los chopos que crecen en abundancia junto a las zonas húmedas, cuya madera es empleada para formar los armazones de los tejados, también merece mención, el siguiente tipo de vegetación.

Olmos que eran muy abundantes en las huertas; su madera era muy apreciada para fabricar las ruedas y vigas de los carros así como para vigas de lagar y especialmente para fabricar “ubios” (palabra empleada para referirse al yugo).

Encinas, madera muy dura empleada en vigas de construcción.

Construcciones cercanas a la Iglesia

Construcciones cercanas a la Iglesia

Mimbres empleados en la fabricación de cestos para la vendimia y para la cubrición de pajares.

Salces o sauces que igualmente crecen en las tierras húmedas y junto a los arroyos y fuentes. Con el tiempo esta madera se endurece y es muy empleada para la fabricación de orcas, orquillas, rastros o gradas.

Nogales, antiguamente los había en abundancia, pero en la actualidad escasean y son muy apreciados por su fruta y por la calidad de su madera para la fabricación de muebles.

Robles, que se encuentran en el monte y en sus laderas cuya madera es muy apreciada para fabricar puertas ventanas y mangos para herramientas del campo.

Frutales cabe citar los manzanos, perales, ciruelos, cerezos, almendros, guindos, melocotoneros, o albérchigos, así como membrillos, parrales y abundantes viñedos.

No podemos olvidar el intenso aroma que Revilla proporciona a la naturaleza a través de su gran variedad de hierbas medicinales como el tomillo, manzanilla, salvia, espliego, lavanda e incluso el propio lino silvestre, los cuales nos proporcionan un aroma a naturaleza y frescura.

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